Una mañana de sábado donde debería de primar la diversión, el compañerismo y el amor entre padre e hijo se vio empañado por la sombra de la inseguridad que en un abrir y cerrar de ojos se llevo la vida de Bruno Barcos un niño de 10 años de edad.
Su inocencia fue arrebata de manera infame por quienes hacen de la inseguridad la palabra de moda entre los ecuatorianos con la cual ya muchos hemos aprendido a convivir.
La inseguridad no distingue edad, sexo, clase social o preferencia política, hasta donde han llegado los índices delincuenciales en nuestro país. Asaltos, atracos secuestros express y asesinatos es el encabezado en la prensa escrita y en los titulares de los noticieros de nuestro país
Basta de tanta violencia, no queremos ser protagonistas de un nuevo titular de crónica roja.
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